Para explicar de forma clara los
diversos aspectos de la construcción de la resiliencia el autor Vanistendael ha
recurrido a la metáfora de La Casita; que nació en Chile, previo a un
encuentro, ante un auditorio de profesionales de la infancia. Un
acertado esquema que sintetiza todos los elementos básicos para edificar la
resiliencia en el niño y el adolescente, o en el caso de la escuela, en los
alumnos. (cfr. VANISTENDAEL Y LECOMTE,
2002: 173 - 180)
Cada pieza representa un campo de intervención potencial para aquellos
que deseen contribuir a construir, mantener o
restablecer la resiliencia. Se trata solo de sugerencias; luego cada uno
debe discernir, en la situación concreta, en qué dominios puede actuar y en cuáles
otros es preferible esperar.
A continuación, cada uno decidirá las acciones precisas que realizará
en cada dominio; dicho de otra forma, decidirá los muebles que pondrá en las
habitaciones de la casita.
La Casita representa de una forma concisa la construcción de la
resiliencia; en primer lugar se encuentra el suelo, se trata de las necesidades
básicas como la alimentación, salud, vestimenta etc.
No obstante, sabemos que la persona necesita más que un techo y pan
para vivir, es ahí cuando comienza la construcción de la casita de la
resiliencia porque en el subsuelo encontramos las redes de relaciones más o
menos informales: la familia, los amigos, vecinos, compañeros de escuela o
colegas del trabajo.
En el corazón de estas redes se sitúa la aceptación profunda de la
persona, que no hay que confundir con la aceptación de todo comportamiento. El
sentimiento de ser profundamente aceptado se sitúa en los cimientos de la
casita, porque su importancia es fundamental para que una persona se torne
resiliente.
En la planta baja hallamos una
capacidad fundamental: descubrir un sentido a la vida, una coherencia a la
vida, apreciar plenamente la existencia.
Este nivel es igualmente el de los
proyectos concretos, para un niño la responsabilidad de cuidar una cosa, un
animal o ayudar a otra persona, le da la
oportunidad de ir más allá de las
fronteras del ego de una relación constructiva. Ciertos adultos resilientes
descubren un sentido a sus vidas comprometiéndose en una relación altruista.
En la planta baja encontramos también
el jardín, el contacto con la naturaleza, del simple paseo a la actividad en
una granja, que puede ofrecer posibilidades pedagógicas importantes.
En el primer piso encontramos tres
habitaciones la autoestima, las competencias y aptitudes, el humor y otras
estrategias de adaptación.
La autoestima es a menudo considerada
muy importante por las personas comprometidas,
para ayudar a vencer las adversidades. Las competencias son el dominio
de las capacidades, que debe complementarse con otras partes de la casita
porque de manera aislada podría crear desequilibrios y revelarse ineficaz e
incluso peligroso.
En tanto que la tercera habitación de
este piso, contiene las estrategias de adaptación que permiten no solamente
proteger a la persona de sufrimientos sino proporcionar otra perspectiva sobre
la realidad. El humor, es el más importante, olvidado igual que el juego y que
constituyen una fuerza considerable.
El altillo o desván representa la apertura hacia otras
experiencias, a menudo más localizadas, que favorecen la resiliencia.
La casita de la resiliencia no es una
estructura fija, como una verdadera casa, ella ante todo debe ser construida,
luego tiene una historia y por fin necesita cuidados especiales y reparaciones.
Las habitaciones se comunican entre sí a través de puertas y escaleras: los
dominios de la resiliencia están vinculados.
Lo más importante es que
la casita funcione como un instrumento de relectura de la vida, de
sensibilización de intercambio; señalemos también que se puede encontrar casos
donde los muebles o sea las actividades
no entren en ninguna pieza, entonces se debe rediseñar.
Como una casa real, la casita puede
ser desmoronada por sismos o huracanes o sea por pérdidas familiares, de
empleo, enfermedades, guerra, abusos, violencia, etc. y entonces conviene ser
reconstruida.
Así
mismo las habitaciones se comunican entre sí, como en una verdadera casa, esto
significa que los ámbitos de la resiliencia están ligados entre sí y contribuye
en la formación integral de la persona.
Rosalyn,
ResponderEliminarte felicito y te agradezco por compartir este importante concepto de la resiliencia. Pienso que deberíamos saber al respecto todos, especialmente los ue somos padres o docentes. Todos debemos estar preparados para afrontar las situaciones difíciles que se nos presentan. Además, de que la metáfora de la casita es genial para hacer nuestro plan de vida entre otras cosas,
un abrazo
irma
Hola xd xd eskere
ResponderEliminarCómo es de importante sobreponerse a las cosas malas que te pasan en la vida. Esta metáfora de la casita de Vanistendael nos enseña los pilares del ser humano, cómo son: las necesidades básicas, las relaciones con los demás, el sentido que le queremos dar a nuestra vida, la autoestima,competencias,aptitudes,el humor y esa apertura hacia otras experiencias. Todo esto contribuye a la formación integral de la persona.
ResponderEliminarEsta casita nos ayuda asalir adelante frente a toda adversidad, que tenemos todos en la vida, desde aquello que es básico para nuestro existir y si nolvidarnos nuestra identidad, las relaciones, la participación comprometida ,pasando por tener buena autoestima, aptitudes y experiencias atravesadas,para luego llevar a disponernos a aprender, a cambiar, reflexionar, adaptarnos a lo nuevo , tener acciones estratégicas. y compartir lo aprendido relacionandonos con la comunidad. Esto nos hace personas integrales.
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